¿Qué tiene que ver el coaching y el viento?

Cuando tienes el primer contacto con el coaching no se siente nada. Dudas de su existencia, como
esos días que miras los árboles y no se mueve ni una sola hoja y te preguntas si habrá aire porque
ni si quieras puedes respirar.

A medida que pasan los días percibes una brisa fresca, algo que roza tu piel. Muchas veces una
masa de aire te envuelve y comienza a empujar tu espalda, tú te niegas, aunque te obliga a hacer
un paso hacia adelante por la fuerza que ejerce.

En ocasiones, aparece un huracán embravecido que no sólo te despeina, sino que te sacude, hace volar todo lo que está a tu alcance, te obliga a soltar aquello que tenías bien apretado en la mano y hasta en los dientes.

Ya no lo puedes retener porque te diste cuenta que eres otra persona. En
ese frenesí, aparece la calma nuevamente…

Eso es el coaching, no lo puedes ver, pero sí sentir…

El coaching es el “entrenamiento del SER”. Brinda herramientas para que:

  • Obtengas una mejor comunicación con otros.
  • Reconozcas y gestiones sus emociones como miedo, enojo, vergüenza.
  • Seas proactivo.
  • Potencies tus fortalezas.
  • Escuches de forma comprometida.
  • Mejores los vínculos con otras personas.
  • Abras nuevas posibilidades de acción.
  • Descubras cuáles son tus obstáculos y cómo sortearlos.
  • Busques otras alternativas que antes no estaban contempladas.
  • Puedas hacer pedidos, ofertas de manera asertiva.
  • Perdones y te perdones.
  • Desarrolles capacidad de liderazgo.
  • Diseñes un plan de acción para conseguir mejores resultados.
  • Logres todas tus metas. ¡Y mucho, mucho más!

El coaching te permite diseñar la persona que deseas ser. Esto no se logra de un día para otro, sino que es un proceso de aprendizaje continuo.

Una vez que el coaching te atrapa, no te suelta más…